26.6.10

QUIENQUIERA QUE SEAS

Y nos estaban esperando: inmóviles, distantes, impasibles.
Cuando la sala de DocumentA/Escénicas se colmó, dio lugar a la iniciación del rito.
Porque de eso se trata la obra QUIENQUEIRA QUE SEAS con dramaturgia y dirección de DANIELA MARTÍN.
Seis mujeres en escena que nos invitan a rememorar, a participar de un acto mágico de evocación. Los personajes nos son familiares: están inspirados en esas criaturas creadas por TENNESSEE WILLIAMS y que pertenecen a tres obras memorables del dramaturgo norteamericano.
La novedad estriba en que DANIELA MARTÍN ha utilizado un solo espacio escénico, “un bar resplandeciente” para juntarlas e involucrarlas en un sutil juego de confidencias. Y acá creemos interpretar que nuestra joven directora ha podido captar la esencia del teatro tennesseeano que exige: “El color, la gracia y la fluctuación y armonía del movimiento, el íntimo juego mutuo de los personajes”. Y estas seis mujeres hablan todo el tiempo de sus vidas, signadas por la soledad, el desencanto y los deseos insatisfechos. Son mujeres sin hombres: o porque las abandonaron o nunca existieron en sus existencias o porque son temidos o vanamente requeridos. Sin embargo, estas carencias –lejos de lo que podría suponerse- las han transformado, a la mayoría de ellas, en seres solidarios, capaces de raptos de ternura y comunión de almas. Una sutil atmósfera chejoviana, acentuada por el blancor de los vestidos y la luz tamizada de las lámparas, imprime a al pieza un tono melancólico, ya que se habla, además, de la fugacidad de los seres y de las cosas y de la fragilidad de la existencia humana.

Como espectadores, nos sentimos permanentemente interpelados: se nos pide, frente al ominoso silencio del mundo, no callar; es necesario hablar, no dejar encerradas las ideas para que éstas no nos ahoguen. Y es por eso, quizás, que al final, hasta podemos identificarnos con ese extraño –quienquiera que sea- capaz de tender una mano y refundar el diálogo. La obra concluye. El círculo se cierra. Cada una de las mujeres vuelve a ocupar su puesto, dispuestas a recomenzar el rito.

Ahí se quedan. Esperándolos. Vayan a conversar con ellas.

Yolanda Beguier: espectadora

Junio 2010



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