4.8.10

Tiempo de celuloide: CARRIE

por Yolanda Beguier

VOLVÍ a ver CARRIE. Aclaro que no me gustan las películas de terror, pero se me impuso por la fama del libro que le dio origen. STEPHEN KING publicó ésta, su primera novela en 1974, y fue el éxito que lo sacó de la casi indigencia en que vivía junto a su esposa TABITHA -también escritora- y sus dos hijos.
Precisamente, fue su mujer la que rescató el manuscrito del tacho de la basura donde el etílico STEPHEN lo había arrojado. En su obra MIENTRAS ESCRIBO, el autor revela la génesis de la novela, producto de la asociación de dos ideas disímiles: la crueldad adolescente y la telequinesia.La cinta la dirigió BRIAN DI PALMA en 1976. Una jovencísima SISSY SPACEK encarna a la despreciada y temerosa adolescente que se va a valer de los poderes extrasensoriales que posee para, por medio de la venganza a sangre y fuego, dar fin a tanta humillación sufrida. Una madura PIPER LAURIE (otrora juvenil estrellita de deliciosas comedias románticas) compone el execrable personaje de la madre castradora. Me costó reconocer a JOHN TRAVOLTA, "hecho un pibe". Acá no baila, pero sí urde fechorías debidamente castigadas.Pero CARRIE no es sólo una de terror más. La literatura kinguiana es de doble fondo y siempre anda denunciando algo. La escritora MARIANA ENRÍQUEZ en CIUDAD EQUIS (Año 1 Nº1, pág.5) lo dice muy clarito:
"Carrie no se trata de una adolescente con poderes paranormales que mata a sus compañeros: se trata del fanatismo religioso, del bullying en el colegio, del horror de la adolescencia."

Yolanda Beguier, espectadora.

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