16.8.10

UNA SEMBLANZA Y ANÉCDOTA MALICHENSE (1ra parte)

From: beguier_y@hotmail.com To: malichaezpeleta@hotmail.com

Subject: UNA SEMBLANZA Y ANÉCDOTA MALICHENSE
Date: Sun, 23 May 2010 02:27:01 +0000

Malicha: Me encantó y me divirtió mucho lo que contaste en la última clase de la ESCUELA DE ESPECTADORES. Y como soy de memoria cada vez más floja, lo pongo en escritura para que no se me pierda. Va con un abrazo agradecido. Beso:
Yolanda

"MALICHA"
Malicha es muy independiente. Ella no le tiene miedo a la soledad. Se
jacta  de haber recorrido medio mundo, sola, con su mochila a cuestas. Malicha es una señora jubilada que lleva muy bien sus años. Es locuaz y comunicativa. Su melena clara es claro testimonio de la aseveración: "A cierta edad, todas las mujeres nos volvemos rubias"; luce muy bien producida y elegante. Malicha vive, en estos momentos, en un pueblo del interior cordobés; ha tomado a su cargo el cuidado de una tía suya muy anciana y enferma, y, con frecuencia, nos participa de sus desvelos y pesares.

El otro día, en una de las clases de la Escuela de Espectadores a la que ambas asistimos, comentábamos acerca de los roles femeninos y masculinos en las obras de Tennessee Williams.Cuando surgió el tema de la situación de la mujer y sus denodados esfuerzos por lograr su autonomía y autosuficiencia, Malicha tomó la palabra y se declaró, sin tapujos: oviedodependiente. Oviedo es su plomero, y pieza fundamental en su existencia, pues es capaz de solucionar cualquier desperfecto doméstico. Cierto día -nos cuenta-ella hasta se atrevió a cortarle el paso al hombre que ya se iba:
-¡Oviedo! -exclamó- No me abandone; no me deje con la canaleta abierta...
No hizo falta que aclarase que se trataba de una excavación en el piso del baño de su casa, a causa de la rotura y posterior arreglo de una cañería.
Todos entendemos acerca de las necesidades femeninas.

Yolanda Beguier

From: malichaezpeleta@hotmail.com
To: beguier_y@hotmail.com
Subject: RE: UNA SEMBLANZA Y ANÉCDOTA MALICHENSE
Date: Mon, 24 May 2010 11:35:14 -0300

Querida Yolanda:
No sabes lo que me ha gratificado este cuento tan gracioso y tan bien escrito. No imaginé que mi anécdota diera para que alguien se interesara en mi y mis tribulaciones de mujer sola .
Nunca imaginarás lo oportuno que ha sido que te ocuparas de ponerme bien. Mi tía falleció el pasado sábado 16 y estoy muy triste por ello. Cuando fui a la clase el jueves, el triste evento ya había ocurrido y pensé decirlo en voz alta dado que todos habían sido partícipes involuntarios de mis inasistencias justificadas porque a tod@s había comentado lo que me ocurría con la tía y con los frecuentes viajes a Cabrera. En vez de comunicárselos preferí contar la anécdota porque el tema daba para eso. Al salir se lo comenté a nuestra compañera rubia y nada más. Llegué a la vereda dispuesta a esperarte porque quería decírtelo (la simpatía es recíproca, como verás). Como no salías volví al aula pensando que te habías demorado conversando con Luciano pero no te encontré. Deduje que te habrías ido a otra clase al fondo y desistí. Te agradezco mucho esta alegría inesperada. Le pasaré el texto a mis sobrinos y amigos íntimos que se divertirán también con tu semblanza. Lo de mi tía ha sido duro . Ahora nos resta levantar su casa algo que haremos la pxma semana lo que será también muy difícil. Desarmar la vida de alguien que ha ido acumulando sus cositas con cariño, sentir que tenemos la responsabilidad de hacer con ellas lo que ella hubiera deseado es también un desafío. Ya doné sus libros al instituto secundario que ella contribuyó a fundar. Eso la hubiera hecho feliz.
Mil gracias Yolanda.  Un beso y hasta el jueves.
MALICHA

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