23.11.11

YATASTO

Por María Luisa Ezpeleta



Anoche fui al cine. Casi, casi, fue una función privada a la que asistimos el mismo tipo de gente que ya nos olfateamos y nos cruzamos en cuanto evento de este tipo ocurre en Córdoba, a lo que se sumó –y esto sí fue original- los “hacedores” del film del que hablaré (menos su director que es catalán y volvió a su tierra) y sus intérpretes .
El film se inscribe en lo que se ha dado en llamar “el cine cordobés” que viene dando muestras sobradas de su buena salud, más que por éxito de taquilla por lauros logrados en festivales y loas de los críticos especializados.
No es fácil filmar la pobreza.Recuerdo una ficción magistralde Ettore Scola ...

“FEOS, SUCIOS Y MALOS” que lo logró acabadamente pero “YATASTO” no sólo
no responde al mismo género - es un documental - sino porque impacta reconocer en sus personajes a aquellos que tenemos cerca y a la ciudad en la que vivimos usada como telón de fondo.L@s desafío a calcular cuántas veces se han cruzado con un carro tirado por caballo con personas que juntan cartones y todo aquello que la sociedad descarta. ¿ Lo vemos o los invisibilizamos a fuerza de verlos?.
Básicamente el director  decidió que quería  VERLOS y saber qué había detrás de ellos y los siguió en sus rutinas durante 3 años componiendo un fresco social extraordinario .  Los personajes elegidos son miembros de una misma familia ampliada con distintos apellidos que viven en Villa Urquiza y pertenecen a la Cooperativa Los Carreros del mismo barrio. Hay una mujer líder que es el personaje de la abuela Chinina y tres niños  Bebo, Pata y Ricardo (Ricardito) sobre los cuales orbitan otros miembros del grupo y que van entrando y saliendo de las escenas fragmentadas en apariencia pero unidas por el hilo conductor de la cotidianeidad que nos van contando.  También están los caballos que bajo diferentes nombres ocupan un lugar central en el film porque en las 4 patas de estos “Yatastos” (lo curioso es que ninguno de ellos se llama realmente así) descansa la sobrevivencia de estos grupos que cada mañana los atan al carro y salen, tal como una road-movie a trotar las calles de la ciudad a buscar su sustento y a tejer y soñar otras vidas a la que no accederán nunca inmersos en una economía disfuncional que los condena. 
Desde la oscuridad total de la escena inicial que dura algún minuto mientras prenden el fuego para el mate y para calentarse  se  anticipa de alguna manera las condiciones existenciales de lo que veremos a partir de allí : niños y adultos subidos a un carro para procurarse la sobrevivencia.   La fotografía es sepia y los claroscuros desnudan los ángulos desde dónde el director eligió ver ese mundo.
El director ató la cámara a las varas del carro y en todo momento el primer plano lo cubre excluyentemente los ocupantes del mismo .  La cámara fija, inmóvil todo el tiempo.  Los seguiremos en sus conversaciones, sus bromas , su lenguaje a veces ininteligible (tiene subtitulado para su comprensión) y a los costados, en segundos planos se asoma el mundo, la sociedad cordobesa que pasa como en aquellos films antiguos que proyectaban  una cinta que se movía y uno creía que eran los actores los que lo hacían.  En las calles uno va reconociendo por donde transitan pero a ellos sólo los ven los automovilistas que les dan bocinazos todo el tiempo porque molestan el tráfico.  Son dos mundos que no se encuentran, que no se tocan.
Uno se pregunta cómo y con qué paciencia pudieron hacer un film con estas características  que tiene mucho de antropológico pero más de político y que nos permite a nosotros , los espectadores, asomarnos a ese universo desde una ubicación de privilegio siendo testigos de las conversaciones de estos chicos en donde nos  mostrarán sus preocupaciones, sus sueños, sus frustraciones. Y, claro, su imposibilidad de ascenso social.  Ellos no pueden salir.  Ya lo decía Jacinto Benavente: “En las novelas y en los cuentos se puede poetizar con la pobreza; en la realidad no.”
El cine nos regala esta posibilidad de conocerlos porque es, como la vida, el arte del encuentro.
Anoche estaban los jóvenes del Cine “El Calefón”,  co-partícipes del film (reitero que el director es español y no está acá) pero lo más conmocionante fue tener allí también a los personajes del film que se prestaron a nuestras preguntas.  Cuando la proyección terminó, veo que un grupo que estaba adelante  se pone de pie , se dan vuelta y nos miran.  Eran la abuela Chinina, (militante social además),  hija, nietos y Ricardito, un puntal del film.  Querían hablar con nosotros, querían contestar nuestras  preguntas.  Era difícil sostenerles la mirada.
Termino con una cita textual  de un crítico de cine:  “Yatasto se convierte indirectamente en un estudio sobre nosotros, aquellos que quedamos adentro del sistema, y nos obliga a enfrentarnos a nuestra peor cara, sin protecciones ni salvavidas a mano”



Director: Hermes PARALLUELO


Productora: El Calefón


Ganadora del Primer premio a la Mejor Película Argentina en la Competencia Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires (BAFICI    2011)


Dos menciones en el Festival Internacional de Marsella (del Jurado de la Competencia Internacional y otra mención como Opera prima) entre muchos otros galardones.





Se pasa en el cine Cervantes a las 21 hs pero sólo hasta mañana miércoles.