5.7.10

Lopatologico


El romance de Cirulaxia con el público adolescente se ha interrumpido, por el momento. A 21 años de su creación, finalmente el grupo hablará de amor con los adultos. Además del cambio de destinatario, Cirulaxia no versiona esta vez un texto clásico, como viene haciendo desde 1989. Lopatológico es un guión colectivo
que –y va la tercera novedad– dirige en la resolución actoral Marcelo Arbach. El director invitado forma parte de la generación de artistas que vio a Cirulaxia en la escuela.
Lola y Lorenzo forman la pareja que protagoniza un caso policial. Amor y thriller se unen para contestar la pregunta “¿qué es el amor?”.
En ese sentido, la pregunta es un clásico. Por primera vez nos animamos a hablar del amor a través de una historia a la que acercamos la lupa”, dice Elena, Lola en la ficción. El grupo se preguntó por qué una relación, que parece ideal, con el tiempo termina siendo lo que enferma. En el presente molesta e irrita lo mismo que en su momento enamoró a la otra persona. Si te gustaba que yo fuera así, si me querías así, ¿por qué ahora reclamás? En esta ficción llevada al extremo nos reconocemos, en los dichos de madres, padres, la mujer, el marido; es decir, hombres y mujeres con actitudes patológicas. No escapamos al humor aunque la historia sea patética. Lopatológico es una comedia dramática, si hay que ponerle rótulo”, dice Elena. Lola está enamorada. Se mueve por amor. Tuvo una vida muy activa, pero al enamorarse de Lorenzo fue dejándola de lado. “Se fue oscureciendo, entristeciendo detrás de las obsesiones de él”. Lorenzo es, según lo describe Gastón Mori, “el extremo en el que un hombre puede caer”. Sufre de obsesiones, miedos, celos, inseguridad. Es puro amor, pero extremo.
El grupo condensa las situaciones y para eso echa mano de un recurso. Cirulaxia urde una obra policial y entra al tema por las circunstancias confusas de un hecho sangriento. “Es un policial Cirulaxia”, agrega Elena.
La obra incluye un tercer personaje, el del interrogador, en vivo pero fuera de escena. José Luis de la Fuente pone la voz y con ese recurso se van desanudando los episodios del pasado, en forma de flashback.
Para que los elementos se conjugaran, los actores necesitaban un resorte en la actuación, otra mirada. Primero fue un curso con Marcelo Arbach, en febrero, con el texto y los conceptos listos. Otra innovación, ya que en las obras anteriores el texto iba generándose paralelamente, por las exigencias de la interpretación escénica. “En el último tramo decidimos abrirnos a la guía de otra persona, más joven, que maneja otros lenguajes. Intentamos hacerlo nosotros pero no nos salía la dirección. Acordamos que viniera un aire de afuera porque, como en la relación de amor, nosotros también tenemos vicios. Yo necesitaba desesperadamente confiar en alguien que cumpliera el rol de director”, cuenta Elena.
“Estoy muy contento de encontrarme en un proceso corto e intenso. Desempeñar este rol es para mí una gratísima sorpresa”, dice Arbach, que destaca la importancia para su formación como director que tiene el encuentro con profesionales como los de Cirulaxia. “Mi rol es el del mediador. Pongo a dialogar los elementos de la escena; le hago preguntas al texto que escribieron y a los actores”, dice. Arbach utiliza la figura del acompañante que también da en ese rol. “Para mí, este trabajo con Cirulaxia es un acto de amor”, remarca.
Psicoanalizados
Cada obra del grupo responde a un momento de su vida íntima y artística. Para Elena Cerrada, Lopatológico nace de la reflexión sobre el tema.
“Antes no estábamos maduros. Somos como una familia con vínculos amorosos. Es decir, la relación amorosa refleja otros vínculos. Distanciamos, vemos, y eso sirve para autoevaluarnos. Primero hay que pasar por varias decepciones de amor, de todo tipo. La vida nos ha sacado personas queridas y trajo otras. Por eso ahora hablamos con conocimiento de causa. Antes hubiera sido forzado”. Gastón Mori sintetiza: “Somos un grupo de analizados y para analizar”. Cada integrante del grupo puso resistencia al tema. El actor cuenta que le dedicaron muy poco espacio al tema en las obras anteriores. “En la obra Con bombos y platillos aparece brevemente; en Purolope, Flora dice que el amor es flor de un día. Y nada más. Nos hemos metido con el tema del poder, que es complejo, pero recién ahora nos ponemos en un lugar sensible y metemos la mano para adentro”. Además, Mori señala que el asunto es abordado por Lola. La situación es contada por ella en situación de interrogatorio.“Para la mujer es menos traumático hablar del amor. Los varones sentimos que nos exponemos (‘¡qué tengo que andar diciendo..!’)”. En ese esquema, el interrogador es como un psicoanalista y el grupo espera que el público se identifique. Los seis actores (sólo tres en escena) han trabajado en el texto colectivo buscando su propio término medio, sin salir del código de Cirulaxia. "Lo que se ve es nuestro”, señalan. Aclaran también que la condición de lo patológico, en esa relación, va a ser determinada por el público.
Beatriz Molinari
8/4/2010
La Voz del Interior

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