Yolanda Beguier, espectadora.
En una entrevista reciente a cargo de la estudiosa Teresa
Gatto, MAURICIO KARTUN, cuando se refiere a los espectadores, cita a
Eugenio Barba. El teatrista italiano imagina siempre para sus espectáculos
cuatro tipos de público: un niño que debe entender el relato, un ciego que
disfruta por el sonido y las palabras; un sordo que goza con lo que ve y un
cuarto personaje capaz de comprender las partes oscuras de su poesía. A este
último Kartun lo llama "mi Borges". Si aplicáramos esto a la
expectación de ALA DE
CRIADOS podríamos concluir que sería necesario un niño precoz y con
alguna lectura previa para ir develando, en base a los monólogos de Tatana
-motor de la pieza- los incidentes de la Semana Trágica en Mar del Plata y los
intríngulis pasionales que se desatan entre los personajes. En lo visual, la
obra es contundente y reveladora: la imponente roca que domina
la escena es un símbolo de lo inamovible de ciertas estructuras. En cuanto al texto, hay que tener un oído atento para no perder los infinitos matices y los diferentes registros expresivos que se manejan. Y acá también, "el Borges" es un desafío. Es espectador no debe conformarse con el aquí y ahora de lo expuesto, sino debe ir descubriendo y armando en su interior el allí que se insinúa permanentemente y que se conforma con lo que el espectador imagina y completa.
Quizás, para captar en plenitud este mundo siniestro del poder omnímodo e invisible que plantea Kartun, haría falta ver la obra más de una vez. Un dato a tener en cuenta: en la función de los sábados te convidan con un vinito.
ALA DE CRIADOS se presenta en el TEATRO DEL PUEBLO (CABA) en su tercera temporada.