27.9.11

Rumores en Alta Córdoba

Por Carlos Ponce

Estuve en Alta Córdoba el domingo, justo en ese momento  en que el domingo deja de ser fiesta de chicos y helados y se pone melancólico. Ese momento en que, según aprendí de mi viejo hace ya muchos años, al domingo hay que correrlo "de prepo" yendo al cine o al teatro. Elegí teatro jugándome por "RUMOR", altamente recomendada por el profe y  que,  además, tenía la ventaja de estar fuera de cualquier circuito convencional.
Llegué a una impensable casa en la calle Avellaneda, cerquita de la plaza,




adonde iban convergiendo algunas personas, casi como un grupo de conspiradores, que nos mirábamos preguntándonos ¿será aquí?.

El programa de mano, un lujo que los espectadores deberiamos agraceder muy especialmente en teatros del circuito independiente, es una excelente presentación de la obra y merece ser leído antes de comenzar a participar del espectáculo. ¿Participar...?: sí. Porque ya antes de entrar, los extraños complotados empezamos a reunirnos en la vereda y agudizamos nuestro oído, como unas viejas chusmas, porque "Hay cosas encerradas detrás de los muros que no pueden cambiar porque nadie las oye." 

Federico García Lorca era el invitado especial. Sus antifrionas cuatro jovencísimas directoras cordobesas que, como dice el programa, generaron su "propia versión de Yerma, su propia poética y los resultados particulares fueron puestos en escena conjuntamente en esta casa". La expectativa fue en aumento y al abrirse las puertas de la casa me integré dócilmente en  esa escena 3D que terminó envolviendo a este curtido y cuasi escéptico sesentón espectador.

Podría intentar describir varios momentos o capturar más imágenes para ilustrar la experiencia pero la crítica teatral hará su trabajo. Mi trabajo fue ser espectador,  sigue siéndolo y no creo que pueda concluirlo alguna vez. Porque el buen teatro es el que no cierra sus puertas luego de la función.

Prefiero concentrarme en Juan y en Victor los personajes de "Desvelados" , que encarnan Pablo Martella y Martin Gaitan.  Fijé mi atención  en ellos porque la directora (Eugenia Hadandoniou) los puso frente a mi sin intermediaciones y así pude percibir la tensión que se generaba en ese living de la casa de la calle Avellaneda cuando los dos flacos, intercambiaban miradas y un baile cargado de erotismo masculino. Inevitable recordar la película "Plan B" de Marco Berger (2009) en la que dos porteños, veinteañeros y para nada "putos", recrean la posilibidad del deseo a través de la mirada, tal como el propio Lorca les hace decir a una de sus lavanderas :

"Hay una cosa en el mundo que es la mirada. Mi madre lo decía. No es lo mismo una mujer mirando unas rosas que una mujer mirando los muslos de un hombre"   

Y del deseo se trata la obra y de los rumores que genera el deseo; de los prototipos modelos y estereotipos; las metáforas lorquianas "me buscas cuando te quieres comer una paloma"  y de la sensualidad reprimida o exaltada (Juan y Victor) y del goce.

Fue sorprendente y arriesgada la elección del baño de la casa, digamos que es el ámbito de mayor reserva e intimidad donde invariablemente nos encontramos con lo rescatable y lo desechable de nosotros mismos. Dificil desafio que eligió para su puesta Daniela Martín y a la que dió cuerpo Eva Bianco.

Me sorprendió tambien, la ingeniosa resolución de la escena de Las Lavanderas (Maria Palacios) , que nos permite ubicarnos muy bien en el ámbito donde podría desarrollarse ese chispeante chismorreo. Allí,  Lorca le hace un guiño a su propia sexualidad contenida , a través de la voz de esa lavandera que disfruta del olor de las ovejas tanto como del "olor del fango rojo que trae el río por el invierno".
En fin,  lo de "Rumor" fue un momento mágico que nos reunió en una casa en Alta Córdoba, el domingo a la nochecita.

Y además tuve suerte porque de yapa (qué palabra vieja ¿no?) terminé disfutando unas brusquetas tocadas con un increible  tapenade  que prolongó indefinidamente su sabor en mi boca y entonces, antes de que desapareciera el embrujo,  me puse a escribir.