6.9.11

VIVIR SOLA NO ES ESTAR SOLA





Alegría inmensa. Graciela cocina cuando tiene ganas. Ahora, disfruta de su tiempo y hace lo que le gusta (Sergio Cejas/LaVoz).

“Me siento muy bien viviendo sola. Una hace lo que quiere con gran libertad”, cuenta 
Graciela Stagatti.
“No tengo horarios, si no tengo ganas de cocinar, no cocino”, dice. Esta mujer llena de vida y amigos tiene 67 años y, por primera vez, hace apenas dos años, experimenta qué es hacer lo que se quiera en el hogar, sin necesidad de pensar si el otro tiene algo para almorzar ni de avisar a qué hora vuelve.
Graciela es oriunda de La Plata, se casó con un cordobés y se vino a vivir a estas tierras. Luego se separó “en muy buena relación”, aclara, y se quedó en casa con sus dos hijos varones. Pero los chicos crecieron: uno se fue a estudiar abogacía a La Plata y el otro se quedó en Córdoba para convertirse en veterinario. Luego de recibido se casó y se fue del hogar que compartía con Graciela.
“Vivo sola pero no estoy sola. Tengo muchísimas amigas, mucha gente que me rodea, mis hijos me vienen a visitar”, cuenta con una energía sin límites. Fue profesora en el Carbó, el Manuel Belgrano y el Liceo, y ahora tiene una vida tan ocupada como la de antes, pero de las cosas que le gustan.
“Estoy viviendo todas esas asignaturas pendientes que antes no podía hacer porque trabajaba todo el día y cuidaba a mi familia”, dice. Hace cursos en el Cepram (Centro para el Adulto Mayor) y deportes (aquagym y pilates). “Y me dedico a leer mucho más, todo
 lo que antes no podía”.
¿Cuál es la fórmula de no sentir soledad? “Hay que buscar algo que te guste en la vida, adentro o afuera de casa. Y socializar. Siempre tengo gente a mi lado y, si no vienen, 
salgo yo a buscarlos”.