24.7.11

"Llórame un río "

Por
Yolanda Beguier, espectadora.

   Se apagan los celulares y se enciende el Convivio. Entra en la escena CAMILA SOSA VILLADA; atraviesa el río de tela de pasadas carnestolendas, se planta frente al público y recita, primero en castellano y canta, luego en inglés:  LLÓRAME UN RÍO (CRY ME A RIVER). Sobre una mesa ratona, poblada de vasos y de bebidas, los retratos de las homenajeadas: LAURA ANA MERELLO -TITA- y ELEONORA FAGAN, conocida como BILLIE HOLIDAY. Letra y música imprimen, de entrada, el tono. Se nos va a hablar de lágrimas, de penas y abandonos. La actriz despliega talento y versatilidad para mostrar a lo largo de la (re)presentación, las diversas facetas de estas "dos mujeres con voz de humo y perfume de soledad". En ambas, una niñez aciaga, marcada por la pobreza y el desamparo, echa la base para un duro sobrevivir en una época donde las mujeres pagaban un precio muy alto por aspirar a la libertad. La voz de la narradora SOSA VILLADA es el hilo conductor del relato; junto a las voces de las protagonistas que encarna, surgen, como contrapartida,además,  las de los hombres que signaron -para bien o para mal- sus vidas. A escenas de profunda ternura -Tita, de rodillas, confiesa sus sentimientos al único hombre que amó en su vida- le suceden otras donde se denuncia el horror impune: El personaje de BILLIE HOLIDAY entona EXTRAÑO FRUTO, mientras una marioneta que representa un negro y su trompeta se retuerce entre sus dedos. En este duelo artístico entre morochas, al final, nuestra TITA gana la partida. La imagen última de BILLIE HOLIDAY es la de su muerte, joven aún, esposada a una miserable cama de hospital. La MERELLO deja atrás las chocheces de nonagenaria larga y nos va a sorprender con la soberbia, irreemplazable e inextinguible imagen de la REINA DEL TANGO.
   La dupla CAMILA SOSA VILLADA (Actriz y dueña de la dramaturgia) y MARÍA PALACIOS (Directora), y los demás integrantes de BANQUETE ESCÉNICO hicieron posible este Convite, este "encuentro de presencias" en territorio de LA COCHERA. Se agradece. Mucho.
 

Un río de orillas difusas
Por
LA VOZ 20/07/2011
Acuática porque como un río la atraviesan emociones de mujeres que no ha sido. Camila Sosa Villada viene de un éxito consagratorio como Carnes Tolendas y de ella se espera mucho, quizá demasiado. Reaparece entonces convertida en elemento para el destello de dos biografías que evoca desde el padecimiento, las tristezas y traumas
que llevaron esas músicas y esas voces hasta el mito. Billie Holiday y Tita Merello, elegidas por sincronías biográficas, por debilidades y belleza. La actriz las interpreta con recursos infinitos. Su talento desborda, pero toda la puesta descansa sobre la confianza en esos recursos y se desdibuja en los bordes, por momentos desprolijos en las luces, otros poco definidos en la sintaxis, y la correspondencia entra la forma y la materia no termina de cumplirse.
Poco musical para la promesa de un homenaje, los textos y marcas escénicas tampoco acompañan las formas melodiosas de las divas y se encapsulan nada más que en sus dramas, en el padecer, la oscuridad de sus destinos y la fortaleza de sobreviviente que destilaron en sus voces. La composición de Sosa Villada deslumbra con Tita y vuela bastante más bajo con Holiday. En el balance pierde el espectáculo, que en la puesta deja a la figura en cierta desnudez descuidada, a pesar de las múltiples variaciones del vestuario y los movimientos marcados para citar a los implícitos: los hombres que las maltratan, el fiolo, el amante, el vividor, los bienamados.
Llórame un río es un ejercicio de concentración que va y vuelve de la intimidad de esas mujeres a la trascendencia de esas vidas en sus obras. Vibrantes y apasionadas, ególatras y trágicas, Tita y Billie reaparecen traducidas por Camila. El experimento conmueve y habilita el reencuentro con una artista extraordinaria. El trabajo sin embargo parece más un puente hacia futuros fulgores que una confección a medida de su intérprete.