17.10.11

De disparadores y otras yerbas...

Por
María Luisa Ezpeleta

Siguiendo con el hilo conductor y disparador de mis queridos Charly y Yoly se me ocurrió pensar sobre los míos.
No hubo una experiencia "reveladora" que me encandilara, ni una vocación que me arrastrara . Si de artes escénicas se trata, lo mío fue el baile.
Mi experiencia teatral se redujo a una sola obra dirigida por mi madre que sí tenía el fuego sagrado del que hablan Luciano y Yoly. Muchas veces pensé qué hubiera sido de ella de no haber vivido en la chatura de los dos pueblos por
donde transcurrió su vida y de no haber preferido la "militancia" por la familia.
Mi madre primero actuó y luego actuó y dirigió; a lo que se sumaban actividades
tales como pintar los telones, "caracterizar" (así se le decía al maquillaje) a los actores y por si esto no alcanzara lo ponía a mi papá a hacer de apuntador. También y como los ensayos eran de noche, había que acompañar hasta las puertas de sus casas a las damitas jóvenes so pena de que no las dejaran actuar si tal cosa no ocurriera.
Estas obras del elenco "filodramático" tenían mucho éxito en aquellos años. Y la fama de mi mamá crecía en toda la comarca . En el campo alrededor de mi pueblo no había muchos autos: eran tiempos de vagonetas y sulkis (la soja nadie sabía que existía y las 4 x 4 no existían ni en la mente más afiebrada de un inventor) . Así que juntar más de 1.200 personas en un salón sin acústica y frío cortante podía ser comparable a las 8 canchas de River Plate que llenará Roger Waters.
Esto fue hace mucho tiempo. En algunas de esos trabajos yo aún no había nacido, en otras ya fui testigo y cómplice.
Pero volviendo a lo de los disparadores en mi caso fue ver en la revista cepramica la invitación al curso Escuela de Espectadores. Me gustó el nombre y la posibilidad que me daría de volver a ver teatro algo que tenía totalmente dejado de lado. Y así fue. Un psicoanalista diría que lo hago para estar cerca de mi madre nuevamente. No sé. De lo que estoy muy segura que ella hubiera sido una muy buena interlocutora en estos tiempos.
Después vinieron las charlas "apasionadas" en el bar ruidoso que menciona Charly , los encuentros con las compañeras en los halls de las salas de teatro, la espectativa compartida cuando las luces se apagan, los nuevos conocidos, el viaje a Buenos Aires, algunos encuentros gastronómicos en largas mesas, los intercambios de opiniones. Y todo por el mismo precio. Una MARAVILLA.